Los ruegos de los hinchas de Atlético y San Martín sirvieron de algo. "Todavía no está confirmado que el clásico por la Copa Argentina se juegue en Catamarca", aclara Maximiliano Brumec, secretario de Deportes de Catamarca. "No tenemos problemas en organizarlo, pero queremos que sea una fiesta y no un problema", agrega el funcionario.
Los catamarqueños no están abriendo el paraguas y, mucho menos, achicándose al desafío. "Vamos a ser escenario de la final del torneo en la que hasta se pueden enfrentar Boca y River. Estamos preparados, pero necesitamos garantías", explicó Brumec.
Los dueños del encuentro -por contrato quedó establecido que el clásico se debe jugar en el Bicentenario- siguen esperando una señal clara de los responsables de Seguridad y de los directivos tucumanos para seguir adelante con su proyecto.
En estas tierras ya se vieron algunas pruebas sobre cómo viene la mano. Los directivos "santos" y "decanos" no quieren saber nada con que el clásico se dispute en Catamarca. Los hinchas tampoco y hasta amenazan con no viajar a la vecina provincia. Políticamente, por el bochorno que puede significar que el duelo de los tucumanos se juegue en Catamarca, manda el silencio.
Los catamarqueños se jugarán entre jueves y viernes una de las últimas cartas que tienen. Sentarán en una mesa a los dirigentes de los clubes y a los responsables de seguridad de ambas provincias para conocer su opinión. Inteligentemente, con el apoyo de AFA y de Santa Mónica, la empresa que organiza el certamen, convocaron a funcionarios de Seguridad Deportiva de la Nación. Y, se sabe, la línea que baja desde la Casa Rosada es que los violentos no deben ser un obstáculo y, mucho menos, si se trata de una fiesta popular.
"Primero queremos conocer todas las alternativas que existan para trasladar. Después se las analizarán y, por último, se definirá. Pero ya aclaro que no haremos nada que ponga en riesgo a tucumanos y catamarqueños", avisa Brumec. Nada está dicho aún.